El deporte es uno de los fenómenos más populares de nuestra sociedad: mueve masas, nos hace vibrar, determina una buena parte de nuestro tiempo libre e influye en procesos de identificación y socialización.
Estos efectos que produce el deporte en la personas no es casual; en mi opinión, la clave está en que el deporte trasmite y expresa valores, valores que las personas apreciamos y valoramos positivamente.
¿Ponemos en práctica valores del deporte en las organizaciones?
La actividad deportiva es una simulación de la vida a pequeña escala, la única diferencia es que en el ámbito deportivo la respuesta es immediata y el resultado está mucho más cerca de la acción: ganas o pierdes el partido, consigues o no tu marca en la carrera. En la vida profesional, en cambio, el objetivo es a medio o largo plazo. Incluso en las multinacionales, suele suceder que nunca llegues a ver el resultado de tus acciones o tareas.
En los últimos años, el deporte se está vinculando con cada vez más frecuencia al mundo de la empresa. Así pues, recordamos los beneficios del coaching empresarial, disciplina surgida del deporte y destinada a altos y medios cargos directivos. Son muchos los valores positivos que podemos enumerar y en función de si es un deporte individual o colectivo destacaran unos u otros: el compromiso, la motivación, el esfuerzo, la autodisciplina, la superación personal, la humildad, el trabajo en equipo... Todos ellos son adaptables a la organización.
Valores del Deporte en las Organizaciones
DEPORTE Y MOTIVACION. Es el motor que dirige las acciones de las personas y tiene un papel muy importante tanto en las organizaciones como en el deporte. La función del entrenador o líder en la organización es lograr que el equipo tenga la motivación suficiente para conseguir los objetivos del grupo, planificando y redirigiéndolos en cada momento.
- DEPORTE Y ESFUERZO. Se puede definir el esfuerzo como la energía física o moral para conseguir una meta o un objetivo. Este valor va muy ligado a la motivación. La capacidad de esfuerzo es imprescindible en un buen deportista y también en un buen profesional o empleado de una organización.
- DEPORTE Y AUTODISCIPLINA. La autodisciplina nos ayuda a organizar las tareas, a establecer prioridades, a imponerse normas y a cumplirlas. El deporte nos ayuda a renunciar voluntariamente a ciertas comodidades o incluso a tolerar cierto nivel de sufrimiento con el fin de conseguir el objetivo. Quien desarrolla este sentido en el ámbito deportivo puede aplicarlo también al ámbito profesional.
- DEPORTE Y HUMILDAD. Dicen que la humildad es directamente proporcional a la grandeza. El deportista que es capaz de mantener una actitud humilde ante sus logros y éxitos será capaz de seguir luchando por sus objetivos para proponerse nuevos retos y no ahogarse en su propio éxito. Un buen profesional humilde en sus éxitos suele ser muy valorado y admirado por su equipo de trabajo.
- DEPORTE Y SUPERACION PERSONAL. Gracias a la actividad deportiva aprendemos a no conformarnos con el nivel actual y a trabajar por mejorar dicho nivel. En el mundo laboral, este valor nos ayuda a búsqueda de nuevos recursos para realizar nuestro trabajo lo mejor posible y a formarnos continuamente.
- DEPORTE Y TRABAJO EN EQUIPO. Los equipos deportivos con éxitos demostrados tienen unas características concretas: la anteposición de los intereses del equipo a los propios, la cooperación, la empatía, una buena comunicación interpersonal, la solidaridad y la conciencia de que todos los miembros del equipo son necesarios para conseguir las metas colectivas y las propias... No cabe duda de que estos valores, bien instaurados en un equipo de trabajo, en un departamento (o incluso entre departamentos) ayudan a conseguir los objetivos y misión de la organización.
Si nos centramos en estos valores, los extrapolamos a nuestras organizaciones y los potenciamos en el capital humano, conseguiremos nuestros objetivos comunes y él exito profesional, tanto a nivel individual como organizacional, ¿Lo ponemos en práctica?
