En el entorno altamente cualificado que rodea a la realidad de las empresas, el proceso de selección de talentos es complejo, pues estos candidatos pueden disponer de mucha información sobre las compañías que intentan seducirlos mediante una óptima marca de empleador, o Employer Branding. Se trata, por tanto, de un recurso escaso, que es preciso saber localizar primero, captar después, y retener de cara a futuro. Perder el talento encontrado es un lujo que las actuales empresas no deben permitirse. No hay que perder de vista que estos empleados serán los que aporten una mayor competitividad a estos negocios, un valor añadido, y un mejor posicionamiento en su sector.
La llamada “fuga de talentos” es uno de los principales problemas con que cuentan las actuales empresas. El índice de rotación es más elevado de lo que sería deseable, y los aspirantes con especial talento van dirigiendo su carrera profesional hacia puestos de trabajo en organizaciones con más potencial de desarrollo. Motivar a estos empleados constituye una prioridad para los departamentos de Recursos Humanos.
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¿Pero cuáles son los motivos por los que el talento se va de las empresas? En líneas generales, puede decirse que las razones por las que el talento en las empresas está en permanente rotación obedecen a la falta de motivación o a la insatisfacción del empleado en la compañía, así como a la mala comunicación interna entre empleado y empresa.
Resumiremos en cinco los motivos de abandono de las empresas por parte de los empleados con talento:
Para conseguir una permanencia duradera del empleado con talento en la empresa, es importante que la empresa le muestre desde el principio los valores que inspiran la misión y objetivos de la compañía. Cada una de las tareas encomendadas debe tener unos objetivos claros y bien definidos a priori.
Es conocido que los gestores mediocres generan ambientes con poca motivación, producen frustración y rechazo hacia la empresa por parte de los talentos, un ambiente intoxicado que incita a la rotación. Es muy importante que se ejerza un liderazgo que de una imagen participativa hacia los empleados, para conseguir que los intereses de los trabajadores y los de la empresa confluyan hacia un fin común.
Entre los incentivos más valorados por todos los trabajadores, incluidos los poseedores de talento, está la promoción profesional. Esta perspectiva de crecimiento no se queda únicamente en lo profesional, también abarca el aspecto personal. Los candidatos con talento tienen la necesidad de escalar, a través de formación planificada, participación en nuevos proyectos, etc.
Entre los aspectos con más influencia en el desempeño, y por tanto la continuidad del talento en la empresa, está el ambiente de trabajo. Un mal ambiente laboral de trabajo, intoxicado por diferentes cuestiones, puede tener consecuencias imprevisibles para el empleado, desde un bajo rendimiento e implicación, la rotación del talento, e incluso el suicidio, en los casos llevados al límite.
Hay muchas formas de generar un buen entorno de trabajo. Desde el impulso del espíritu competitivo con competiciones laborales amistosas, el fomento de unos descansos adecuados en medio de la jornada laboral para la mejora de la capacidad de atención del trabajador, impulsando la amistad entre empleados, incluso fuera del horario laboral, celebrando logros y objetivos conseguidos, centrando en la productividad los objetivos principales por encima de un horario estricto, etc.
Aquellas empresas que consideran que potenciar el ambiente laboral exige una elevada inversión no retornable, están en un claro error. El coste que ocasiona un mal ambiente laboral, tanto en la disminución de rendimientos, como en la pérdida de los mejores trabajadores, supera con creces la hipotética inversión.
El entorno adecuado de trabajo influye en la cantidad de trabajo desempeñado, pero también en la calidad, por tanto, debe ser cómodo y agradable para mantener al talento en la organización. No se trata únicamente de que el lugar permita al trabajador desempeñar su labor concreta, sino que hay que cuidar aspectos muy importantes como el ruido ambiente, la seguridad, la limpieza, la facilidad al trabajador para que personalice su escritorio o puesto de trabajo, etc.
Hoy en día la falta de reconocimiento es una de las razones principales que originan la salida del talento de la empresa. Aunque cada vez es mayor el número de empresas que son conscientes de esta necesidad, existe aún mucho camino por recorrer.
Son muchos los métodos para llevar a cabo este reconocimiento, desde el diseño de tarjetas específicas de empresa, elogios en público de logros conseguidos por el empleado premiado, medallas, o cualquier distintivo que pueda llevarse de forma discreta pero que acredite que la empresa reconoce el esfuerzo y dedicación del profesional, etc.
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Con el objetivo de no perder a los mejores empleados de la empresa, los gestores se plantean una y otra vez cuál es la mejor forma para incentivarlos, bien con mejor flexibilidad horaria, con una formación especializada, con mayores retribuciones económicas, con otro tipo de compensaciones, etc.
La mayoría de las medianas y grandes empresas eligen la inversión en compensaciones no económicas como elemento motivador. Recientes estudios llevados a cabo, arrojan unos datos muy significativos: alrededor de un 30% apuesta por llevar a cabo programas formativos a cargo de la empresa, casi un 25% ofrecen programas de mentores, y en torno a otro 25% apuestan por el trabajo a distancia o desde casa, el teletrabajo y la flexibilidad horaria.
En conclusoión, aunque se habla de retención del talento en las empresas, sería más adecuado usar la palabra seducción, pues de eso se trata, de realizar una inversión eficiente para la empresa ofreciendo a estos trabajadores la confianza y motivación necesaria para que sean ellos mismos quienes no sólo elijan la empresa para desarrollar su carrera profesional, e incluso su horizonte personal, sino que lo hagan con la dosis de ilusión adecuada.
Lo que los empleados especializados con talento demandan a las empresas suele ser lo mismo en la mayoría de los casos: honestidad, fiabilidad y confianza y la máxima sinceridad. Estos valores tienen que ser cuidados por los gestores de la compañía y vigilados por los departamentos de personal correspondientes. De esta forma, cuando el empleado se encuentra cómodo en su trabajo, y se produce la correcta alineación con los valores de la empresa, se darán las condiciones óptimas para que el talento no se vaya de la empresa en un largo periodo de tiempo.
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