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“Lo único constante es el cambio”. Con esta frase, Heráclito de Éfeso nos recordaba que el cambio es la única cosa que nunca cambia en la vida. Siempre hay cambios. Es cierto que este tipo de afirmaciones son verdades atemporales (siempre han tenido validez y vigencia), pero también es cierto que nuestro mundo ha evolucionado de tal modo que los cambios cada vez son más rápidos y “evidentes”. Pensemos en el ámbito empresarial… actualmente, en prácticamente todos los sectores, la incertidumbre se ha convertido en un modo de funcionamiento: ¿Se me habrá adelantado por horas o minutos la competencia? ¿Me arrebatarán el talento del equipo en las próximas semanas con una mejor oferta contra la que no podré competir? ¿Conseguiré un cliente que suponga poder seguir adelante? ¿Perderé un cliente clave que haga peligrar la continuidad del negocio?
