Blog de Inbound Recruiting

Quien más o quien menos, ha ido a hablar de Los 10 mandamientos o el Decálogo. Hace ya cientos de años, se dejaron escritas 10 normas éticas y de adoración que pasarían a ser los must del cristianismo y el judaísmo. En plena Semana Santa hemos decidido recuperar estos mandamientos y transformarlos en Los 10 mandamientos del Employer Branding. Estos mandamientos recogen una serie de acciones que todo equipo debería realizar para conseguir una estrategia como marca empleadora sin igual.

¡He encontrado trabajo! Es la frase que no dejo de repetir en mi cabeza. ¿Recuerdas los últimos posts en los que hablaba de la preinscripción y la post-inscripción? Finalmente ya hemos llegado a la última fase, la ¡post-contratación!

Tras contaros en el último post: Historia de un proceso de selección [Parte1: la preinscripción] cómo fue mi experiencia en la búsqueda de empleo, hoy vamos un paso más allá. ¿Qué pasa justo en el momento en que el candidato se inscribe? ¿Qué espera? ¿Y después de inscribirse, qué?

La primera vez que busqué trabajo fue porque mis padres me dieron una indirecta muy directa: “Clàudia, tendrías que empezar a tener tus propios ingresos”. Vaya, que me cerraban el grifo en todo aquello no referente a estudios, transporte o salud. Al principio pensaba que era horrible, pero ahora estoy agradecida. Lo recuerdo tan bien que os la contaré como si estuviese pasando ahora mismo.

Hace unos días, compré por Internet el regalo del amigo invisible de Navidad de la empresa. Pagué y a los 30 segundos me di cuenta de que me había equivocado de producto. Escribí a la empresa proveedora para explicar mi situación. Yo, que no esperaba recibir una contestación hasta el día siguiente con una negativa, lo que recibí fue un mail al cabo de 3 horas de un chico comprensivo, simpático y resolutivo que ya había gestionado mi demanda y ya me habían reembolsado el dinero. Alegría y ganas de comprar allí de nuevo, fue lo que sentí. ¿Por qué no harías lo mismo con tus candidatos? Al final, tus candidatos también son tus clientes. Y ¿qué pasa cuando un cliente tiene una mala experiencia? A parte de que se enfada, le pierdes a él y, quizás, a todos los amigos a quien ha contado su experiencia. Queridos recruiters: sí, los candidatos, igual que los clientes, cuentan a sus amigos y familias (e incluso a sus followers) las buenas experiencias y, sobre todo, las malas.

¿Has estado alguna vez en un proceso de selección que parecía interminable? Yo, de hecho y por mi experiencia, podría decir que alguno debe estar incluso sin acabar, porque nunca recibí ningún mensaje; aunque este es otro tema para otro post sobre Candidate Experience. Hoy venimos a hablar sobre la duración del proceso de selección y cómo podemos acelerarlo. Cuando se pregunta cuánto tiempo debería pasar desde que se publica una oferta hasta que se encuentra al candidato ideal, la respuesta más común (y fácil) es: “esto depende, claro, de cuán urgente sea el puesto, las skills que se buscan. Además un proceso rápido puede ser contraproducente...No se puede saber”...